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20 marzo 2018

Tiempo de Conferencia: "No es tu tiempo" - ACTUALIZADO




Cuando pienso en la Conferencia General siempre pienso en el Rey Benjamín hablando desde la torre mientras todas las familias se encontraban reunidas en sus tiendas escuchando atentamente. Sin embargo, reunir a toda la familia para escuchar entre ocho y diez horas de discursos en un fin de semana no es tan sencillo como parece, en especial si tienes niños pequeños y/o adolescentes. Sin embargo, el Elder Robert D. Hales ha dicho:

A los niños y los jóvenes les encanta que se los incluya. Cometemos un grave error si suponemos que la conferencia está fuera de su comprensión y sensibilidad espiritual. A los jóvenes miembros de la Iglesia les prometo que, si prestan atención, sentirán crecer el Espíritu en su interior. El Señor les dirá lo que Él quiere que hagan con sus vidas.” (La Conferencia General: Fortalece la fe y el testimonio; Conferencia General octubre 2013)
En nuestra familia la Conferencia General ha llegado a ser un tiempo especial lleno de tradiciones familiares, de buenos momentos y de mucha preparación y paciencia según la etapa de nuestra vida, pero no fue así al principio. Cuando nuestros niños estaban pequeños me tomaba varios días preparar todas las actividades necesarias para poder ayudar a mis hijos a permanecer tranquilos durante todas las sesiones. Recuerdo una conferencia en particular en la que me sentía sumamente frustrada. ¡Tenía tantos deseos de ESCUCHAR la conferencia!, pero por más preparada que estaba, cuando se tiene cuatro niños si uno estaba tranquilo el otro necesitaba algo; cuando por fin este ya estaba satisfecho otro más necesitaba ayuda, y así sucesivamente sin parar. En medio de mi frustración sentí una fuerte, pero a la vez cálida impresión: “No es tu tiempo, es el tiempo para enseñar a tus hijos a amar mi Conferencia General”.  Cuando pude comprender eso mi actitud cambió por completo, dejé de preguntarme “¿Qué puedo hacer para mantener a mis hijos tranquilos durante la Conferencia?” y comencé a preguntarme:” ¿Qué puedo hacer para enseñar a mis hijos a amar la Conferencia?”. Finalmente pude escuchar una conferencia completa cuando mi hijo mayor tenía catorce años y mi hija menor seis, ¡y fue maravilloso!
El año pasado escuché a uno de mis hijos decir: “Ya se acerca la Conferencia General, ¡qué bueno!” y pensé: “Todo ha valido la pena, sí, todas esas horas de preparación han valido la pena”. Tal como dijo el Señor a José Smith:

Por tanto, no os  canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran obra. 
Y de las cosas pequeñas proceden las grandes." 

(D y C 64:33)


Cuaderno para la Conferencia General

 Esta vez el tema es: “El sabio y el imprudente” El primer enlace es para el cuaderno con la Primera Presidencia y el consejo de los Doce Apóstoles y el segundo es solo la base para el resto de los oradores. ¡Que lo disfruten!







08 noviembre 2016

"En las relaciones familiares AMOR en realidad se deletrea T-I-E-M-P-O"

"En las relaciones familiares AMOR en realidad se deletrea T-I-E-M-P-O"

(Dieter F. Uchtdorf)

No recuerdo cuando escuché esa cita, pero desde entonces no la he olvidado. El valor más preciado de esta época definitivamente no es el dinero, sino el tiempo: nunca hay suficiente tiempo para dormir, para leer, para trabajar, para vacacionar, para divertirse, para comer bien, para hacer ejercicio, para limpiar (¡ el sucio jamás termina !), para ordenar, para hacer algo en familia (especialmente si tienes que correr detrás de ellos para lograrlo) Algunas veces estamos tan sumidos en las mil y un cosas de cada día que pensamos que mañana sí podremos, o quizás la próxima semana. La verdad es que, en lo que se respecta a la familia, los momentos más valiosos pueden llegar cuando estamos más ocupados o más cansados.

Estas últimas semanas han sido completamente grises, ha llovido casi todos los días y el frío comienza a instalarse poco a poco. Es el tiempo de cambiar la ropa de verano por la de invierno y eso siempre me toma varios días. Las clasifico por tipos y por categorías, así que las habitaciones parecen un campo minado en el proceso. El jueves pasado, después de tres días en medio de aquella locura, y cuando tenía ya todo fríamente calculado para terminar esa tarde, mi hija menor me dijo que tenía una Exposición de arte en la escuela. Miré por la ventana: seguía lloviendo y debíamos caminar un kilómetro y medio para llegar al a escuela. Vi el reloj: las 4:15 y la Exposición era hasta las 6:00. Las misioneras venían a comer a las 6:30 y no había comenzado a preparar la cena. Miré a mi hija y suspiré esperando que me dijera que realmente no era importante, o que no quería mojarse, pero en lugar de eso recibí ésta respuesta: “No te voy a decir cuál es, y así tú vas a poder adivinar” “Cuál ES…”, es decir, ¡ era un solo dibujo ! Me atreví a preguntar: “¿Es importante para ti que vayamos?” Inclinó la cabeza y dijo que sí. Solo pude decir: “Entonces vamos”.

Dejé todo como estaba y corrí a la cocina para dejar la cena lista antes de irme. Tomamos nuestros paraguas y comenzamos nuestra caminata a la escuela. Mi hija habló todo el camino, me contó lo que había hecho ese día, me habló de sus amigas, me hizo preguntas y compartió algunas reflexiones.  Por fin llegamos a la escuela, y muy orgullosa me llevó al muro de su clase para que adivinara cuál era su obra de arte (afortunadamente ella no es buena resistiendo el suspenso, así que me dio suficientes pistas para adivinar).


Allí estábamos las dos, entre mojadas y sudadas mirando un animal multicolor en la cartelera de los Monstruos. Me llevó a su salón, vimos las obras de las demás clases, saludamos a sus amigos y volvimos a casa.

Esa noche continué mi labor a las nueve de la noche después que se habían ido a la cama, no tenía opción, mi cama era el campo minado: si quería dormir tenía que ordenar. Mientras todos dormían, yo pensaba que realmente podía haber terminado mucho antes si no hubiera ido a la escuela, pero la verdad es, que, dentro de unos años, nadie va a recordar si la ropa estaba o no estaba en los cajones del closet, o qué fue lo que cenamos esa noche, pero ella va a recordar haber ido a la escuela para ver su obra de arte aun cuando estaba lloviendo.

La vida está llena de recuerdos, ¿tomo el tiempo para construir recuerdos valiosos para mi familia, tiempo para escuchar, para jugar, para reír, para bailar, para acompañar, para mojarse en la lluvia? Los recuerdos nos acompañan dónde quiera que vamos, nos reconfortan en tiempos difíciles y nos alegran cuando lo necesitamos, nos fortalecen y nos unen; crean lazos que se extienden con el tiempo y que pasan de una generación a otra. Ciertamente es verdad lo que una vez leí:

 “El recuerdo es un jardín de Edén del que jamás podemos ser expulsados”

17 octubre 2016

Se busca a la Nanny McPhee





A ver, ¿quién no ha deseado, tan solo una vez, poder llamar a la Nanny McPhee? Hay ciertos días en que siento que la paciencia, la sabiduría y el ingenio se acaban, y lo que más me gustaría es poder llamar a la Nanny McPhee para resolver mis problemas maternos. Si, alguien que llegue y pueda lograr que mis hijos cambien para bien, no grandes cambios, tan solo los pequeños: mantener el cuarto ordenado, obedecer sin protestar, no pelearse entre ellos … pero, las cosas no funcionan así. Aún la Nanny McPhee no ha tocado a mi puerta para resolver las cosas por arte de magia.

La buena noticia, es que hay alguien mucho mejor que la Nanny McPhee dispuesto a ayudarnos las 24 horas en todo lo que necesitamos: nuestro Padre Celestial. Él siempre responde mis llamadas de auxilio y las contesta de maneras sencillas, maravillosas e inesperadas. Esta semana volví a leer un discurso que el Presidente Gordon B. Hinckley compartió en una Reunión General de la Sociedad de Socorro.

Hace algunos años, el élder Marion D. Hanks dirigió una mesa redonda en el Tabernáculo de Salt Lake, en la que participó una joven atractiva y capaz, divorciada, y madre de siete hijos, entre siete y dieciséis años de edad. Dijo que una noche cruzó la calle para llevarle algo a su vecina. Escuchen sus palabras, tal como las recuerdo.
“Al volverme para regresar a casa, vi la casa toda alumbrada; podía aún escuchar el eco de las voces de mis hijos que me habían dicho al salir hacía unos minutos: ‘Mamá, ¿qué vamos a cenar?’ ‘¿Me puedes llevar a la biblioteca?’ ‘Necesito ir a comprar una cartulina esta noche’. Cansada y agotada, miré la casa y vi la luz encendida en cada una de las habitaciones. Pensé en todos los niños que estaban en casa esperando a que yo llegara para atender sus necesidades. Mis cargas parecían más pesadas de lo que podía soportar.
“Recuerdo haber mirado el cielo a través de mis lágrimas, y dije: ‘Querido Padre, hoy no lo puedo hacer; estoy demasiado cansada. No puedo ir a casa y atender sola a todos mis hijos. ¿No podría ir a quedarme contigo sólo una noche? Regresaré por la mañana’.
“En verdad, no escuché la respuesta con los oídos, pero sí con la mente. Y la respuesta fue: ‘No, pequeña, no puedes venir ahora conmigo porque nunca querrías regresar. Pero yo puedo ir a ti”. (Gordon B. Hinckley, Entre los brazos de su amor, Conferencia General octubre 2006)
Puedo recordar exactamente el momento cuando escuché ese discurso: tenía tres niños pequeños de seis, cuatro y un año, había tenido una semana difícil y mi esposo se había quedado con ellos en la habitación a fin de que yo pudiera ver la conferencia en nuestra computadora. Me sentía cansada, frustrada e incapaz de sobrellevar las cosas; entonces, a través de un profeta de Dios, pude recibir consuelo y la seguridad de que nuestro Padre Celestial siempre puede venir a mi cuando yo le necesite.
Los niños han crecido y aumentado (ya no son tres sino cuatro), los desafíos y las circunstancias han cambiado pero mi Padre celestial permanece constante. Algunas veces he sentido su amor y consuelo al orar, o al leer las escrituras, pero muchísimas otras veces he sentido su amor a través de otras personas que han bendecido mi vida por medio de su amor e interés sincero: una llamada, una visita inesperada, unos oídos atentos para escuchar, una nota, un mensaje en Facebook, un abrazo, una flor, una oración o unas galletas. Los ángeles que el Señor envía a nuestra puerta por lo general no van a llegar vestidos de blanco, pero siempre traerán con ellos el amor de un Padre amoroso que vela por nosotros y por nuestras necesidades.
Mis hijos no cambian después de esas visitas, pero yo sí. De nuevo encuentro paz y la seguridad que las cosas van a estar bien y que el Señor me va a ayudar a encontrar la manera de seguir adelante con buen ánimo, tal como Él nos dice:
De cierto, de cierto os digo, sois niños pequeños, y todavía no habéis entendido cuán grandes bendiciones el Padre tiene en sus propias manos y ha preparado para vosotros;
 y no podéis sobrellevar ahora todas las cosas; no obstante, sed de buen ánimo, porque yo os guiaré. “(Doctrina y Convenios 78:17-18)

02 septiembre 2016

La sabiduría de la pereza



Aunque parezca mentira, ese animalito me arregló el día. Esta era una de esas semanas a las que no le encuentro la punta porque hay más de una. Demasiadas cosas por hacer y poco tiempo para todas ellas. Vine a la computadora para enviar un correo y de pronto allí estaba ella, en el fondo de pantalla, mirándome… ¡ y estaba sonriendo ! La miré y me pregunté: ¿Por qué sonríe? ¿no se da cuenta que si hay un incendio o una inundación en la selva no tiene muchas oportunidades? … además, hasta está feliz abrazando ese tronco…. Curiosa por saber si era solo una de esas fotos que tomas por casualidad, me fui a buscar otras fotos de este singular animalito, y adivinen qué: siempre está sonriendo, ¡ hasta tiene estilo !  



Fue entonces que me di cuenta por qué sonríe: es sencillo, ella ESTÁ CONSCIENTE DE SUS LIMITACIONES y las usa para su provecho. Ella está muy clara que no puede competir con la liebre (ni siquiera con la tortuga), así que sencillamente disfruta el paisaje mientras llega a su destino (me imagino que por eso está tan feliz cuando por fin lo logra). No tiene nada que demostrarle a nadie y jamás llega tarde, simplemente llega cuando tiene que llegar. Sabia mi amiga la pereza, cero stress.


Me puse a pensar en mi interminable lista de cosas por hacer, buenas todas ellas, pero, ¿qué tan importantes? Cuando el Salvador fue a visitar a Marta y a María ambas querían atenderle y complacerle. Marta estaba preocupada porque la casa estuviera limpia y ordenada, que la comida estuviera lista a tiempo y la mesa preparada para atender a su invitado de honor. María deseaba escuchar lo que el Salvador estaba enseñando. Cuando Marta se quejó con el Salvador por la falta de cooperación de María, el Salvador la elogió por lo que estaba haciendo, y en una amorosa reprimenda le hizo notar que estaba “afanada y turbada por muchas cosas”; le recordó que sólo una cosa era necesaria y que María había “escogido la buena parte”, la cual no le sería quitada. Según el diccionario, afanarse significa “entregarse al trabajo con esmero al ejecutar lo que se ha mandado, teniendo cuidado en detenerse en las cosas que parecen insignificantes.” El señor no le dijo a Marta que afanarse fuera algo malo, le dijo que estaba afanada … por muchas cosas. El Élder Dallin H. Oaks dijo:

“Debemos darnos cuenta de que el solo hecho de que algo sea bueno, no es razón suficiente para hacerlo. El número de las cosas buenas que podemos hacer es mucho mayor que el tiempo disponible para lograrlas. Algunas cosas son mejores que buenas, y merecen que les demos prioridad. Al considerar varias opciones, debemos recordar que no es suficiente que algo sea bueno. Otras opciones son mejores e incluso otras son excelentes. (Bueno, mejor, excelente, Liahona noviembre 2007)

Ahora bien, ¿cómo saber cuáles de todas las cosas de mi lista son las mejores o, mejor aún, excelentes? La hermana Julie B. Beck enseñó:

Una buena mujer sabe que no tiene suficiente energía, tiempo ni oportunidad para atender a todas las personas o hacer todas las cosas buenas que su corazón anhela. La vida no es tranquila para la mayoría de las mujeres y cada día parece exigir que se lleven a cabo un millón de cosas, la mayoría de ellas importantes. Pero con la revelación personal, puede establecer prioridades de forma correcta y viajar con confianza a lo largo de esta vida. La revelación puede venir hora tras hora y momento tras momento al hacer lo correcto. Si las mujeres dan cuidado a la manera de Cristo, descienden un poder y una paz para guiarlas cuando se necesite esa ayuda.” (“…y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”, Liahona mayo 2010)

Siguiendo estos consejos me di cuenta que la lista de cosas buenas puede cambiar constantemente, sin embargo, las pequeñas cosas que son esenciales, deben ser constantes, tal como la oración personal y el estudio diario de las Escrituras; la asistencia a las reuniones dominicales cada semana e ir al templo tanto como mis posibilidades me lo permitan. Si esas cosas tienen prioridad en mi vida, las otras cosas van a tomar su lugar. El rey Benjamín lo dijo sabiamente:

Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten. Y además, conviene que sea diligente, para que así gane el galardón; por tanto, todas las cosas deben hacerse en orden.” (Mosíah 4:27)
Allí está la clave:

1.       Prudencia al determinar lo que debo o quiero hacer.
2.       Orden al establecer prioridades.
3.       Conocer mis limitaciones (como mi amiga la pereza)
4.       Diligencia, a fin de lograr los objetivos planteados.

Tal como dijo el Presidente Uchtdorf al citar las sabias palabras de su esposa:

“La vida no es una carrera, es un trayecto. Disfruta el momento”


10 agosto 2016

Manual de instrucciones para mamás

Hace unos meses vi un video que decía:

"La vida no viene con un manual,
viene con una madre."

Me pareció hermoso. Pensé en mi mamá y en esos momentos maravillosos de la maternidad que traen gozo a nuestra vida . Sin embargo, hay momentos en los cuales desesperadamente deseo un manual de instrucciones. Con cuatro niños completamente diferentes, lo que funciona para uno algunas veces no funciona para el otro; lo que funcionaba para mi mamá, tampoco tiene el mismo resultado que ella obtenía. Los hijos crecen y con ellos los desafíos, y hay situaciones en las que sencillamente no sé qué hacer.

Afortunadamente, sí existe ese manual. Un día recordé las palabras de Nefi:

“Deleitaos en las palabras de Cristo;
porque he aquí, las palabras de Cristo
os dirán todas las cosas que debéis hacer.
(2 Nefi 32:3)

¡¡ TODAS LAS COSAS !! Allí estaba lo que estaba buscando. Solo tenía que deleitarme en el estudio de las Escrituras para encontrar las respuestas a mis preguntas.  A pesar de lo ocupada que pudiese estar, necesitaba encontrar el tiempo no solo para leerlas, sino para escudriñarlas y deleitarme en ellas. Necesitaba un momento de solaz con nuestro Padre Celestial; Él, quien conoce a mis hijos mejor que yo, quien les ama con un amor perfecto y desea lo mejor para ellos, era quien podía darme “sabiduría y tesoros de conocimiento.” Decidí comenzar a leer el Libro de Mormón pidiéndole a nuestro Padre Celestial que me ayudara a leerlo como una madre. Compré un nuevo libro para poder subrayar y escribir mis impresiones y ha sido una experiencia diferente. He encontrado palabras de ánimo cuando estoy abatida, consejos cuando no sé qué hacer, invitaciones a cambiar mi forma de actuar e impresiones inmediatas en el momento en que más lo necesito.

Sí, si existe un manual de instrucciones, solo tengo que utilizarlo.



“La verdadera doctrina, cuando se entiende,
cambia la actitud y la conducta.
El estudio de las doctrinas
del Evangelio mejorará la conducta
más rápidamente de lo que el
estudio del comportamiento
mejorará el comportamiento”

(Boyd K. Packer, No temáis, Liahona, mayo de 2004, pág.79.)




05 agosto 2016

Levantar una familia en una era digital

Vivimos en una época maravillosa. Hace unos días hablaba con mi hijo acerca de lo increíble que es que podamos ver en la televisión o en la computadora un evento que está ocurriendo en otra parte del mundo; lo asombroso que es tener toda una biblioteca en tu bolsillo o comunicarte con alguien que está a miles de kilómetros es tan solo segundos. El mundo ha dado un vuelco tecnológico de grandes magnitudes en tan solo unas decenas de años llevando a nuestros hijos a crecer en un mundo completamente diferente al que nosotros crecimos: un mundo digital. Sin embargo, gracias a ello, la época en la que cerrábamos la puerta y nuestros hijos estaban seguros en casa ya pasó. Con tan solo un click nuestros hijos pueden acceder a todo “lo bueno, virtuoso, de buena reputación o digno de alabanza” como a todo lo malo.  La pregunta es: ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a navegar con seguridad en este mundo? ¿cómo podemos crear buenos hábitos en lo que respecta al uso de la tecnología?

Durante la conferencia de Mujeres de BYU el pasado 29 de abril, Marissa Widdison*, asistente de edición de la revista Friend, sugirió 3 ideas que nos pueden ayudar como familias.

Crear un plan familiar para el uso de los medios digitales

Es importante que nuestros hijos sepan a qué atenerse, cuáles son las reglas, los límites y las consecuencias al romper dichas reglas. Tiene que haber un tiempo y un lugar para conectarse, pero quizás lo más importante, necesitan saber cuándo desconectarse. Esto aplica no solo a los hijos, sino también a nosotros como padres. ¿Damos nosotros el ejemplo al desconectarnos para conectarnos como familia? La hermana Rosemary M. Wixon dijo:

“La respuesta a nuestra oración de cómo satisfacer las necesidades de nuestros hijos podría ser el desconectarnos de los aparatos electrónicos con más frecuencia. Los valiosos momentos de las oportunidades para interactuar y conversar con nuestros hijos desaparecen cuando estamos ocupados con distracciones. ¿Por qué no elegimos un momento todos los días para desconectarnos de la tecnología y reconectarnos unos con otros? Sencillamente apaguen todo; al hacerlo, tal vez al principio su hogar parezca muy silencioso; incluso quizás no sepan qué hacer ni decir; pero, cuando presten completa atención a sus hijos, se iniciará una conversación y podrán disfrutar de escucharse unos a otros”. (Rosemary M. Wixom, “Las palabras que expresamos”, Liahona,mayo de 2013, pág. 82.)

Eliminar los malos hábitos
La hermana Widdison compara los malos hábitos con las malas hierbas. Estos malos hábitos o costumbres pueden ser cosas pequeñas, como pasar demasiado tiempo con un dispositivo electrónico. No tiene que ser viendo o haciendo algo necesariamente malo, sin embargo, puede ser algo que nos desanime. Muchas personas llegan a deprimirse al comparar sus vidas con las de otros en Facebook o Instagram. Simplemente navegar por donde nos lleve la corriente, sin ningún sentido o propósito, puede llevarnos a lugares no deseados.
En casa tenemos un afiche mormón junto a la computadora de nuestra sala. No importa cuánto tiempo ha pasado su mensaje es claro y sencillo: "¿Es realmente bueno aunque tenga esa parte?

Cuando nuestros hijos tienen duda en cuanto a una canción, película, programa o emisión siempre les recordamos la imagen del helado y se hace claro para ellos qué es lo correcto, aunque algunas veces no sea lo que más les agrada.
La importancia de los buenos hábitos radica en que, como padres, podemos poner filtros de seguridad y reglas en casa, pero nuestros hijos tienen acceso a las redes sociales fuera de nuestro hogar, donde solo el autodominio y el escudo espiritual que adquieren en el hogar, les guiarán en su uso sabio del internet.

Es importante que hablemos con claridad acerca de la pornografía con nuestros hijos, no una sino varias veces, acorde con la edad de cada uno. Jennifer Grace Fallon, de las Revistas de la Iglesia, escribió recientemente:
Algunos estudios demuestran que cerca del cien por ciento de los adolescentes en la actualidad quedarán expuestos a la pornografía para cuando se gradúen de la escuela secundaria, y que la mayoría de esas experiencias ocurrirán a través de internet mientras hagan la tarea escolar. En 2008, aproximadamente 9 de cada 10 hombres jóvenes, y casi una tercera parte de las jovencitas, admitieron haber visto pornografía. La edad promedio en la que se ven expuestos y en la que se convierte en adicción es la misma: 11 años (…) Lamentablemente, el interrogante ya no parece ser si nuestros hijos quedarán expuestos a la pornografía, sino cuándo— y cómo lidiarán con ello.” (Jennifer Grace Fallon, “Sanar heridas ocultas”, Liahona septiembre 2014, pág. 15-16)
No necesitamos entrar en pánico, pero si ser claros y enseñar a nuestros hijos qué hacer cuando se enfrenten a la pornografía. En el sitio overcomingpornography.org, (en inglés) podemos encontrar múltiples recursos que nos pueden ayudar a estar preparados en cuanto al tema. También en la revista Liahona podemos encontrar numerosos artículos que nos pueden guiar en nuestras conversaciones con nuestros hijos.
Anime el empleo positivo de los medios de comunicación digitales.
No debemos desanimarnos, como dije al principio, vivimos en una época maravillosa, en la cual podemos hacer mucho bien a través de los medios sociales. La hermana Widdison pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que hicieron algo hermoso utilizando la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que dijeron algo edificante utilizando la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que demostraron caridad a alguien a través de la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que hicieron un acto de servicio utilizando la tecnología? Hermanas, tenemos muchas oportunidades para mostrar nuestro amor gracias a la tecnología. Podemos escribir mensajes, tomar fotos inspiradoras y ponerlas para que todo el mundo las vea”.
El Élder Bednar nos ha dicho que debemos inundar la tierra con mensajes llenos de rectitud y de verdad.

Hay muchas cosas asombrosas que podemos hacer gracias a que vivimos en esta época, cosas que nuestros antepasados ni siquiera soñaron que podían ser posibles. Ya que tenemos que navegar en este mundo digital, escojamos el timón que nos brinda el Evangelio para llevar con seguridad a nuestra familia hasta un puerto seguro.

* Teaching Children how to use technology to uplift others,  Fuente

05 mayo 2016

Ser mamá

 Hace un tiempo leí un comentario en Facebook que decía algo como esto:

“Por favor, que alguien me diga que no soy la única que va por la casa diciendo: ¡Ordena tu cuarto!, ¡Qué no se come en la cama! ¡¿Quién botó el jugo en la sala?! ¡A BAÑAAAAAARRRRSSSSEEEE!”


Entonces pensé: ¡Cuánto nos necesitamos las unas a las otras!

Una de las cosas que me ha ayudado como mamá es la camaradería y las horas de Terapia que significa estar con otras mamás. Ser mamá es un trabajo duro y difícil. Hay días maravillosos, momentos inolvidables, pero también hay tiempos difíciles en los cuales nos sentimos frustradas, cansadas y algunas veces perdidas. Contar con unas palabras de aliento de otra mamá que te diga: “Te entiendo”, o “¡A mí me pasa lo mismo!” te hace saber que no estás sola tratando de hacer la labor más importante del mundo: criar hijos. Algunas veces soy yo quien dice esas palabras a una mamá más joven y puedo compartir con ella lo que he aprendido y que me ha ayudado. Siento profunda gratitud por las mamás más experimentadas que me dan consejos sabios y muchas veces sencillos que me ayudan a resolver una situación que para mí se había convertido en un callejón sin salida. Me siento humilde cuando esas lecciones de vida vienen de esas criaturitas a quienes estamos tratando de enseñar a vivir. Algunas veces las palabras de aliento vienen de fuentes inesperadas y llegan en los momentos en los que más lo necesitamos.

En la película “Una noche para mamá” (Mom’s night out) hay una escena que me encanta y que me gusta recordar en ciertos momentos. Después de un frustrante Día de las madres, algunas mamás con el apoyo de sus esposos se reúnen para pasar una noche fuera: comer en un restaurante, ponerse los zapatos altos, maquillarse en casa (y no en el auto), arreglarse el cabello y pasar un par de horas entre amigas.  Todo sale terriblemente mal y terminan en la estación de policía. Mientras la mamá que organizó la salida espera en la entrada de la estación, tiene una conversación con un gigantesco motociclista. Ella le comenta que es un fracaso y que siempre falla:

-No puedo anticiparlo todo, por más que me esfuerce, por más que dé, no soy suficiente.
- ¿Suficiente para quién?
- Para mi esposo, los niños, mi madre, Dios, todos, no se….
- ¿Para ti ... no eres suficiente para ti? Vi una cosa en Pinterest el otro día, era un águila que cuidaba a su cría. Es hermoso ver a una de las criaturas de Dios haciendo lo que Él la hizo hacer, tan solo siendo un águila, y eso es suficiente. Todo el mundo pasa demasiado tiempo juzgándose, debe ser agotador. Te diré algo: dudo que el Señor haya cometido un error al darle a sus hijos la madre que les dio. Tu simplemente se tú, Él se encargará del resto.

Me encanta esa frase:


Tu simplemente se tú,
Dios se encargará del resto.


Tal como ella algunas veces me he sentido insuficiente. Las cosas no siempre salen como las planifico, y si caigo en el peligroso campo de la comparación, siempre hay una mamá mucho mejor que yo, incluso puedo encontrar alguna mamá perfecta. ¡Pero qué diferente es cuando a pesar de todas mis imperfecciones puedo recordar que Dios me confió a sus hijos preciados porque Él sabe, aun mejor de lo que yo puedo saber, que con su ayuda yo puedo hacerlo!

Este Día de las madres quiero dejarles tres regalos:

1.     Un poster para recordar que no estamos solas.





2.     Un afiche gigante para ayudarnos a recordar por qué nos encanta ser mamás. Debo confesar que por lo general espero que mis hijos me digan qué les gusta de su mamá, pero ¿por qué no decirles lo que nos encanta de ser madres? Puedes hacerlo del tamaño que desees. Mi sugerencia es que lo hagas de 9 hojas.



3.     Una recopilación de algunos mensajes y discursos para reconfortarnos, animarnos, enseñarnos y alegrarnos en esta aventura de la maternidad.





¡¡Feliz día de las madres!!

04 febrero 2016

"Madre solo hay una" .... ¿la verdad?...No.



Me encanta Mafalda...que niña tan sabia. Pues esa es la realidad: no hay una sola mamá, hay que sacar la que toca según las circunstancias. En lo que respecta a mi les presento:
La mamá cariñosa: la que lee cuentos, la que les canta antes de dormir, la que les da un purruño y un beso, la que los consiente ... por lo general a todos les gusta esa madre (excepto a los adolescentes si se te ocurre hacerlo en público).
La madre búho: esa es la madre sabia, que escucha y aconseja lo mejor que puede.
La madre tigre: a esa hay que saber controlarla: es la que aparece cuando ves a un niño pegándole al tuyo, o burlándose, o cuando sientes que tu hijo ha sido víctima de alguna injusticia.
La madre bruja: según mis hijos esa es la que aparece a la hora de bañarse, cepillarse los dientes, ordenar el cuarto o comerse los vegetales. El único problema es que, por más bruja que parezca, aún no he encontrado el hechizo para que todo eso se haga sin protestar.
La madre ENERGIZER: esa es la que aparece cuando están enfermos y tienes que pasar la noche en vela; cuando no entienden la tarea y tienes que repetir, y repetir, y repetir...; cuando tienen que terminar un proyecto para el día siguiente y terminas a la medianoche; la que corre de una reunión a otra en la escuela porque todos tienen el encuentro con los maestros el mismo día ...
La mamá creativa: esa es una de mis favoritas. Esa es la que aparece cuando hay algo que celebrar: Navidad, Pascua, San Valentin, el día Del Maestro, el fin del año, los cumpleaños ..... las ideas llegan a la cabeza y las manos no pueden parar.
La mamá malabarista: algunas veces creo que no solo es malabarista sino también la animadora del circo. Esa es la que maneja el tiempo, los quehaceres de la casa, las finanzas y hasta las demostraciones de amor para que todos se sientan atendidos, amados y bien cuidados.
La mamá justiciera: esa no les gusta mucho porque es la que aparece a la hora de aplicar disciplina. Y digo que no les gusta mucho porque depende a quien se va a aplicar la justicia. Personalmente, esta es la que yo encuentro más difícil pues necesita ser firme para hacerlo en el momento oportuno y luego saber cómo demostrarle a ese hijo que tu amor por él no ha cambiado. 
Y lo mejor para el final:
La mamá del "NO" ... (O la negación de una madre si le preguntan a mis hijos): esa es la que aparece cuando hay que decir que no: "¿Puedo .....?" "No, no puedes." Esta mamá tiene que estar lista para todo, para enfrentar desde una lluvia otoñal hasta un Tsunami, que se retira despacito y luego arremete con fuerza.

Voilà! Helas aquí. Y que a nadie se le ocurra pensar que es un problema de personalidad. Sencillamente una madre es capaz de hacer todo lo que el personal de una pequeña compañía necesitaría hacer para realizar eficazmente su trabajo. 


03 febrero 2016

Ama de casa:¿oficio, profesión,pasatiempo... o "no tuvo elección"?

AMA DE CASA: ¿Qué les viene a la cabeza cuando escuchan esa palabra? Yo se los diré. Hace un par de años mi hijo necesitaba abrir una cuenta en una página de la escuela, ya que era un menor de edad, necesitaba que un adulto lo hiciera por él. Cuando llegué a la sección de ocupación de la persona responsable marqué "Ama de casa". En seguida la sección de Nivel de educación marcó:"Sin educación". Mi primera reacción fue de indignación. Tengo un título universitario en Sociología y hablo tres idiomas, ¿cómo era posible que se asumiera que la única razón por la cual estaba en mi casa era porque no había estudiado y no había tenido más opciones?
Tristemente vivimos en una sociedad en la cual la maternidad, la familia y el hogar han perdido su valor. Las familias son cada vez más pequeñas, los hijos han pasado a segundo plano y las relaciones familiares cada vez se vuelven más virtuales. Es impensable que una mujer profesional, inteligente y capaz decida permanecer en el hogar por elección propia. Mi esposo y yo tomamos esa decisión antes de que naciera nuestro primer hijo, y nunca me he arrepentido de ello. Tenemos cuatro criaturitas que nos llenan la vida de gozo, alegrías, preocupaciones, angustias, satisfacciones y desvelos, pero estamos agradecidos y felices por ello. Me encanta estar en casa para despedirlos antes de irse a la escuela y para recibirlos cuando regresan; me encanta comer juntos todos los días en familia, me encanta cuando se sientan y me cuentan las cosas que les han pasado en el día.... Por supuesto que no todos los días son encantadores, somos una familia normal en donde los hijos discuten y tienen sus diferencias "¡porque me miró!; donde los vegetales son una pesadilla y donde muchas veces hay que perseguirlos para que ordenen su cuarto. Tampoco es muy encantador cuando todos se enferman al mismo tiempo o cuando todos estan pidiendo algo a la misma vez, ¡pero es MI ELECCIÓN! Y soy feliz con ello. Admiro grandemente a todas las mujeres que pueden salir a trabajar y al mismo tiempo atender a sus familias, agradezco a las maravillosas mujeres que han sido y son parte de la vida de mis hijos, como todas la maestras que han dejado marcas imborrables, mujeres maravillosas que les han ayudado a superar miedos y les han enseñado lo que yo no podía enseñarles en casa. Mi trabajo es igual de valioso: soy AMA DE CASA, ESPOSA Y MADRE A TIEMPO COMPLETO. Eso no me hace menos. Ciertamente pasa desapercibido, no tiene vacaciones, no hay suplentes, es un trabajo de 24 horas los 365 días del año y en algunos momentos podemos llegar a pensar que no vale la pena; sin embargo la recompensa no es algo que se recibe una vez a la quincena o una vez al mes; la recibimos en los momentos menos pensados y de maneras inesperadas. 
Creo firmemente que toda madre dedicada, tanto la que está en casa como la que sale a trabajar, está haciendo la obra de Dios al cuidar a sus pequeñitos, y debido a ello, nunca está sola. Les comparto hoy este video que me da ánimos y me ayuda cuando las cosas se ponen difíciles o cuando vienen dudas o temores.





Espero poder compartir con ustedes en este blog esas cosas que se, que vivo y que me encantan, los días buenos y los no tan buenos y que no olvidemos que de las cosas pequeñas proceden las grandes.