Aunque parezca mentira, ese animalito me arregló el día. Esta era una de
esas semanas a las que no le encuentro la punta porque hay más de una. Demasiadas
cosas por hacer y poco tiempo para todas ellas. Vine a la computadora para
enviar un correo y de pronto allí estaba ella, en el fondo de pantalla, mirándome…
¡ y estaba sonriendo ! La miré y me pregunté: ¿Por qué sonríe? ¿no se da cuenta
que si hay un incendio o una inundación en la selva no tiene muchas
oportunidades? … además, hasta está feliz abrazando ese tronco…. Curiosa por
saber si era solo una de esas fotos que tomas por casualidad, me fui a buscar
otras fotos de este singular animalito, y adivinen qué: siempre está sonriendo,
¡ hasta tiene estilo !
Fue entonces que me
di cuenta por qué sonríe: es sencillo, ella ESTÁ CONSCIENTE DE SUS LIMITACIONES
y las usa para su provecho. Ella está muy clara que no puede competir con la
liebre (ni siquiera con la tortuga), así que sencillamente disfruta el paisaje
mientras llega a su destino (me imagino que por eso está tan feliz cuando por
fin lo logra). No tiene nada que demostrarle a nadie y jamás llega tarde,
simplemente llega cuando tiene que llegar. Sabia mi amiga la pereza, cero
stress.
Me puse a pensar en mi interminable lista de cosas por hacer, buenas
todas ellas, pero, ¿qué tan importantes? Cuando el Salvador fue a visitar a Marta
y a María ambas querían atenderle y complacerle. Marta estaba preocupada porque
la casa estuviera limpia y ordenada, que la comida estuviera lista a tiempo y
la mesa preparada para atender a su invitado de honor. María deseaba escuchar
lo que el Salvador estaba enseñando. Cuando Marta se quejó con el Salvador por
la falta de cooperación de María, el Salvador la elogió por lo que estaba
haciendo, y en una amorosa reprimenda le hizo notar que estaba “afanada y
turbada por muchas cosas”; le recordó que sólo una cosa era necesaria y que
María había “escogido la buena parte”, la cual no le sería quitada. Según el
diccionario, afanarse significa “entregarse al trabajo con esmero al ejecutar
lo que se ha mandado, teniendo cuidado en detenerse en las cosas que parecen
insignificantes.” El señor no le dijo a Marta que afanarse fuera algo malo, le
dijo que estaba afanada … por muchas cosas. El Élder Dallin H.
Oaks dijo:
“Debemos darnos cuenta de que el solo hecho de que algo
sea bueno, no es razón suficiente para hacerlo. El número de las cosas
buenas que podemos hacer es mucho mayor que el tiempo disponible para
lograrlas. Algunas cosas son mejores que buenas, y merecen que les demos
prioridad. Al considerar varias opciones, debemos recordar que no es
suficiente que algo sea bueno. Otras opciones son mejores e
incluso otras son excelentes.” (Bueno, mejor, excelente, Liahona noviembre 2007)
Ahora bien, ¿cómo saber cuáles de todas las cosas
de mi lista son las mejores o, mejor aún, excelentes? La hermana Julie B. Beck
enseñó:
“Una buena mujer sabe que no tiene suficiente energía, tiempo ni
oportunidad para atender a todas las personas o hacer todas las cosas buenas
que su corazón anhela. La vida no es tranquila para la mayoría de las mujeres y
cada día parece exigir que se lleven a cabo un millón de cosas, la mayoría de
ellas importantes. Pero
con la revelación personal, puede establecer prioridades de forma correcta y viajar
con confianza a lo largo de esta vida. La revelación puede venir hora
tras hora y momento tras momento al hacer lo correcto. Si las mujeres dan
cuidado a la manera de Cristo, descienden un poder y una paz para guiarlas
cuando se necesite esa ayuda.” (“…y sobre las siervas derramaré mi
Espíritu en aquellos días.”, Liahona mayo 2010)
Siguiendo
estos consejos me di cuenta que la lista de cosas buenas puede cambiar constantemente,
sin embargo, las pequeñas cosas que son esenciales, deben ser constantes, tal como
la oración personal y el estudio diario de las Escrituras; la asistencia a las
reuniones dominicales cada semana e ir al templo tanto como mis posibilidades
me lo permitan. Si esas cosas tienen prioridad en mi vida, las otras cosas van a
tomar su lugar. El rey Benjamín lo dijo sabiamente:
“Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y
orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de
lo que sus fuerzas le permiten. Y además, conviene que sea diligente, para que
así gane el galardón; por tanto, todas las cosas deben hacerse en orden.”
(Mosíah 4:27)
Allí
está la clave:
1. Prudencia
al determinar lo que debo o quiero hacer.
2. Orden al establecer prioridades.
3. Conocer mis limitaciones
(como mi amiga la pereza)
4. Diligencia,
a fin de lograr los objetivos planteados.
Tal como dijo el Presidente Uchtdorf al citar
las sabias palabras de su esposa:
“La vida no es una carrera, es un trayecto. Disfruta el momento”
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