02 septiembre 2016

La sabiduría de la pereza



Aunque parezca mentira, ese animalito me arregló el día. Esta era una de esas semanas a las que no le encuentro la punta porque hay más de una. Demasiadas cosas por hacer y poco tiempo para todas ellas. Vine a la computadora para enviar un correo y de pronto allí estaba ella, en el fondo de pantalla, mirándome… ¡ y estaba sonriendo ! La miré y me pregunté: ¿Por qué sonríe? ¿no se da cuenta que si hay un incendio o una inundación en la selva no tiene muchas oportunidades? … además, hasta está feliz abrazando ese tronco…. Curiosa por saber si era solo una de esas fotos que tomas por casualidad, me fui a buscar otras fotos de este singular animalito, y adivinen qué: siempre está sonriendo, ¡ hasta tiene estilo !  



Fue entonces que me di cuenta por qué sonríe: es sencillo, ella ESTÁ CONSCIENTE DE SUS LIMITACIONES y las usa para su provecho. Ella está muy clara que no puede competir con la liebre (ni siquiera con la tortuga), así que sencillamente disfruta el paisaje mientras llega a su destino (me imagino que por eso está tan feliz cuando por fin lo logra). No tiene nada que demostrarle a nadie y jamás llega tarde, simplemente llega cuando tiene que llegar. Sabia mi amiga la pereza, cero stress.


Me puse a pensar en mi interminable lista de cosas por hacer, buenas todas ellas, pero, ¿qué tan importantes? Cuando el Salvador fue a visitar a Marta y a María ambas querían atenderle y complacerle. Marta estaba preocupada porque la casa estuviera limpia y ordenada, que la comida estuviera lista a tiempo y la mesa preparada para atender a su invitado de honor. María deseaba escuchar lo que el Salvador estaba enseñando. Cuando Marta se quejó con el Salvador por la falta de cooperación de María, el Salvador la elogió por lo que estaba haciendo, y en una amorosa reprimenda le hizo notar que estaba “afanada y turbada por muchas cosas”; le recordó que sólo una cosa era necesaria y que María había “escogido la buena parte”, la cual no le sería quitada. Según el diccionario, afanarse significa “entregarse al trabajo con esmero al ejecutar lo que se ha mandado, teniendo cuidado en detenerse en las cosas que parecen insignificantes.” El señor no le dijo a Marta que afanarse fuera algo malo, le dijo que estaba afanada … por muchas cosas. El Élder Dallin H. Oaks dijo:

“Debemos darnos cuenta de que el solo hecho de que algo sea bueno, no es razón suficiente para hacerlo. El número de las cosas buenas que podemos hacer es mucho mayor que el tiempo disponible para lograrlas. Algunas cosas son mejores que buenas, y merecen que les demos prioridad. Al considerar varias opciones, debemos recordar que no es suficiente que algo sea bueno. Otras opciones son mejores e incluso otras son excelentes. (Bueno, mejor, excelente, Liahona noviembre 2007)

Ahora bien, ¿cómo saber cuáles de todas las cosas de mi lista son las mejores o, mejor aún, excelentes? La hermana Julie B. Beck enseñó:

Una buena mujer sabe que no tiene suficiente energía, tiempo ni oportunidad para atender a todas las personas o hacer todas las cosas buenas que su corazón anhela. La vida no es tranquila para la mayoría de las mujeres y cada día parece exigir que se lleven a cabo un millón de cosas, la mayoría de ellas importantes. Pero con la revelación personal, puede establecer prioridades de forma correcta y viajar con confianza a lo largo de esta vida. La revelación puede venir hora tras hora y momento tras momento al hacer lo correcto. Si las mujeres dan cuidado a la manera de Cristo, descienden un poder y una paz para guiarlas cuando se necesite esa ayuda.” (“…y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”, Liahona mayo 2010)

Siguiendo estos consejos me di cuenta que la lista de cosas buenas puede cambiar constantemente, sin embargo, las pequeñas cosas que son esenciales, deben ser constantes, tal como la oración personal y el estudio diario de las Escrituras; la asistencia a las reuniones dominicales cada semana e ir al templo tanto como mis posibilidades me lo permitan. Si esas cosas tienen prioridad en mi vida, las otras cosas van a tomar su lugar. El rey Benjamín lo dijo sabiamente:

Y mirad que se hagan todas estas cosas con prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten. Y además, conviene que sea diligente, para que así gane el galardón; por tanto, todas las cosas deben hacerse en orden.” (Mosíah 4:27)
Allí está la clave:

1.       Prudencia al determinar lo que debo o quiero hacer.
2.       Orden al establecer prioridades.
3.       Conocer mis limitaciones (como mi amiga la pereza)
4.       Diligencia, a fin de lograr los objetivos planteados.

Tal como dijo el Presidente Uchtdorf al citar las sabias palabras de su esposa:

“La vida no es una carrera, es un trayecto. Disfruta el momento”


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