Esta foto me gusta mucho; es la formación de un
tornado: el cielo está ennegrecido y comienza a formarse el cono que al tocar
tierra y avanzar va a destruir lo que se encuentre a su paso; sin embargo, allí
también está un arco iris, lleno de luz y color. Me gusta esta foto porque no
importa cuán ennegrecido esté el panorama en nuestra vida siempre hay alguna
luz, esa luz que viene de Cristo y de su Evangelio. Es difícil verla cuando el
viento es amenazador, las nubes grises cubren el cielo y tratamos de escapar
del huracán, pero está allí. Hay algo curioso respecto a los huracanes: sin
importar su tamaño o su intensidad el ojo o centro del huracán es completamente
tranquilo, el cielo está claro, y los vientos son brisas ligeras. Es allí, exactamente
en el medio del huracán que hay un espacio de calma. Cuando los huracanes
llegan a nuestra vida, cuando como dice el himno, "oscuros los cielos se
muestran, terribles y sin piedad", allí, en el centro, podemos encontrar
un momento de tranquilidad y brisas ligeras en los brazos de un Padre Celestial
amoroso que nos ama y que de una manera u otra envía su ayuda para ayudarnos a
superar las pruebas. Algunas veces será un sentimiento de "Todo saldrá
bien" (aun cuando no sepamos como); otras veces será una llamada o las
palabras de alguien cercano, otras veces será tan solo la certeza de saber que
no estamos solos; no importa cómo, pero Él encontrará la manera de hacernos ver
un momento el cielo azul y de sentir las brisas ligeras.
Después de pasar por el ojo se regresa a la fuerza
voraz del huracán, pero a diferencia de éstos, la paz que viene de Dios puede
quedar en nuestros corazones en medio de la tormenta. Es por ello que el Señor
dijo que Él no la daba como el mundo la da, "no se turbe vuestro corazón ni
tenga miedo (...) En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido
al mundo." Esa debe ser nuestra ancla, confiar en que Él, que ha vencido
al mundo, quien manda a los vientos y los vientos le obedecen, nos ayudará a
pasar por en medio de ellos y nos conducirá a puerto seguro.