Vivimos en una época maravillosa. Hace unos días
hablaba con mi hijo acerca de lo increíble que es que podamos ver en la televisión
o en la computadora un evento que está ocurriendo en otra parte del mundo; lo
asombroso que es tener toda una biblioteca en tu bolsillo o comunicarte con alguien
que está a miles de kilómetros es tan solo segundos. El mundo ha dado un vuelco
tecnológico de grandes magnitudes en tan solo unas decenas de años llevando a
nuestros hijos a crecer en un mundo completamente diferente al que nosotros crecimos:
un mundo digital. Sin embargo, gracias a ello, la época en la que cerrábamos la
puerta y nuestros hijos estaban seguros en casa ya pasó. Con tan solo un click
nuestros hijos pueden acceder a todo “lo bueno, virtuoso, de buena reputación o
digno de alabanza” como a todo lo malo. La
pregunta es: ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a navegar con seguridad en
este mundo? ¿cómo podemos crear buenos hábitos en lo que respecta al uso de la
tecnología?
Durante la conferencia de Mujeres de BYU el
pasado 29 de abril, Marissa Widdison*, asistente de edición de la revista Friend, sugirió 3 ideas que nos pueden
ayudar como familias.
Crear un plan familiar
para el uso de los medios digitales
Es importante que nuestros hijos
sepan a qué atenerse, cuáles son las reglas, los límites y las consecuencias al
romper dichas reglas. Tiene que haber un tiempo y un lugar para conectarse,
pero quizás lo más importante, necesitan saber cuándo desconectarse. Esto aplica no
solo a los hijos, sino también a nosotros como padres. ¿Damos nosotros el
ejemplo al desconectarnos para conectarnos como familia? La hermana Rosemary M.
Wixon dijo:
“La
respuesta a nuestra oración de cómo satisfacer las necesidades de nuestros
hijos podría ser el desconectarnos de los aparatos electrónicos con más
frecuencia. Los valiosos momentos de las oportunidades para interactuar y
conversar con nuestros hijos desaparecen cuando estamos ocupados con
distracciones. ¿Por qué no elegimos un momento todos los días para
desconectarnos de la tecnología y reconectarnos unos con otros? Sencillamente
apaguen todo; al hacerlo, tal vez al principio su hogar parezca muy silencioso;
incluso quizás no sepan qué hacer ni decir; pero, cuando presten completa
atención a sus hijos, se iniciará una conversación y podrán disfrutar de
escucharse unos a otros”. (Rosemary M. Wixom, “Las palabras que expresamos”, Liahona,mayo de 2013, pág. 82.)
Eliminar los
malos hábitos
La hermana Widdison compara los malos hábitos con las malas hierbas. Estos
malos hábitos o costumbres pueden ser cosas pequeñas, como pasar demasiado
tiempo con un dispositivo electrónico. No tiene que ser viendo o haciendo algo necesariamente
malo, sin embargo, puede ser algo que nos desanime. Muchas personas llegan a
deprimirse al comparar sus vidas con las de otros en Facebook o Instagram. Simplemente
navegar por donde nos lleve la corriente, sin ningún sentido o propósito, puede
llevarnos a lugares no deseados.
En casa tenemos un afiche mormón junto a la computadora de nuestra sala.
No importa cuánto tiempo ha pasado su mensaje es claro y sencillo: "¿Es realmente bueno aunque tenga esa parte?
Cuando nuestros hijos tienen duda en cuanto a una canción, película,
programa o emisión siempre les recordamos la imagen del helado y se hace claro
para ellos qué es lo correcto, aunque algunas veces no sea lo que más les
agrada.
La importancia de los buenos hábitos radica en que, como padres, podemos
poner filtros de seguridad y reglas en casa, pero nuestros hijos tienen acceso
a las redes sociales fuera de nuestro hogar, donde solo el autodominio y el
escudo espiritual que adquieren en el hogar, les guiarán en su uso sabio del
internet.
Es importante que hablemos con claridad acerca de la pornografía con
nuestros hijos, no una sino varias veces, acorde con la edad de cada uno.
Jennifer Grace Fallon, de las Revistas de la Iglesia, escribió recientemente:
“Algunos estudios demuestran que cerca del cien por
ciento de los adolescentes en la actualidad quedarán expuestos a la pornografía
para cuando se gradúen de la escuela secundaria, y que la mayoría de esas
experiencias ocurrirán a través de internet mientras hagan la tarea escolar.
En 2008, aproximadamente 9 de cada 10 hombres jóvenes, y casi una tercera parte
de las jovencitas, admitieron haber visto pornografía. La edad promedio
en la que se ven expuestos y en la que se convierte en adicción es la misma: 11
años (…) Lamentablemente, el interrogante ya no parece ser si nuestros
hijos quedarán expuestos a la pornografía, sino cuándo— y cómo lidiarán con ello.” (Jennifer
Grace Fallon, “Sanar heridas ocultas”, Liahona septiembre 2014, pág. 15-16)
No necesitamos entrar en pánico, pero si ser claros y enseñar a nuestros
hijos qué hacer cuando se enfrenten a la pornografía. En el sitio
overcomingpornography.org, (en inglés)
podemos encontrar múltiples recursos que nos pueden ayudar a estar preparados
en cuanto al tema. También en la revista Liahona podemos encontrar numerosos
artículos que nos pueden guiar en nuestras conversaciones con nuestros hijos.
Anime el empleo positivo de
los medios de comunicación digitales.
No debemos desanimarnos, como dije al principio, vivimos en una época
maravillosa, en la cual podemos hacer mucho bien a través de los medios sociales.
La hermana Widdison pregunta: “¿Cuándo fue la última vez que hicieron algo
hermoso utilizando la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que dijeron algo
edificante utilizando la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que demostraron
caridad a alguien a través de la tecnología? ¿Cuándo fue la última vez que hicieron
un acto de servicio utilizando la tecnología? Hermanas, tenemos muchas
oportunidades para mostrar nuestro amor gracias a la tecnología. Podemos
escribir mensajes, tomar fotos inspiradoras y ponerlas para que todo el mundo
las vea”.
El Élder Bednar nos ha dicho que debemos inundar la tierra con mensajes
llenos de rectitud y de verdad.
Hay muchas cosas asombrosas que podemos hacer gracias a que vivimos en
esta época, cosas que nuestros antepasados ni siquiera soñaron que podían ser
posibles. Ya que tenemos que navegar en este mundo digital, escojamos el timón
que nos brinda el Evangelio para llevar con seguridad a nuestra familia hasta
un puerto seguro.
* Teaching Children how to use technology to uplift others, Fuente