04 diciembre 2018

La estrella de Navidad


No llegamos a encontrar el verdadero gozo de la Navidad al apresurarnos y correr de aquí para allá para hacer más cosas. Hallamos el verdadero gozo de la Navidad, cuando hacemos del Salvador el punto central de la temporada.”
(Thomas S. Monson; El verdadero gozo de la Navidad, Devocional de Navidad de la Primera presidencia, 2013)
¿Quién no se ha sentido abrumado alguna vez en Navidad? ¿Cómo es posible que el tiempo más maravilloso del año pueda llenarnos de stress? Se acerca el día y aumenta la sensación de “No voy tener todo listo”. Tengo una lista de las cosas que “Tengo que hacer” y otra de las que “Quiero hacer” y, por lo general, gana la primera.

Esta mañana vino a mi mente la estrella de Navidad. Para unos pocos fue una noche maravillosa, para otros fue un día lleno de “cosas por hacer”: Belén, un pequeño pueblo cerca de Jerusalén, era el centro de gran actividad. Imagino lo que esa época significó para los comerciantes, los dueños de los mesones y la ciudad en sí misma, ¡cuánta agitación! Estaban tan sumidos en el “stress” de la ocasión que perdieron la belleza del momento; si tan solo se hubiesen detenido a mirar el cielo estrellado, o hubiesen aguzado el oído para escuchar, o se hubiesen detenido para ayudar, ¡cuán distinta hubiese sido esa noche celestial! Allí, en lo alto, había una estrella nueva, anunciada desde tiempo antiguo, donde todo el que quisiera mirar podía verla. Los magos la habían buscado, esperando su aparición según la profecía, “y cuando vieron la estrella, se regocijaron con gran gozo” (Mateo 2:10) Brillante y silenciosa los guio hasta el niño por tanto tiempo esperado, y allí, le ofrecieron sus presentes.

Ahora que se acerca el día de navidad me pregunto: ¿me pierdo en el stress de la ocasión o miro hacia arriba para buscar la estrella que me conducirá al Salvador? ¿Cuáles son mis presentes? Me llama la atención que, en inglés, al referirse a los Magos, se les llama “Wise men”: los hombres sabios ¿Estoy usando con sabiduría mi tiempo, mis talentos, mis energías en esta Navidad? ¿Me dirijo al humilde establo guiada por la estrella o me pierdo en el bullicio de la ciudad ?  ¡Qué fácil es estar “afanada y turbada con muchas cosas” en lugar de escoger “la buena parte que no nos será quitada”! (Lucas 10:41-42), esa buena parte que queda con nosotros después que los adornos se han guardado y que nos acompaña el resto del año; esa buena parte que queda con nosotros al perdernos en el servicio a los demás, en dar en lugar de recibir y en emular el ejemplo de Cristo.

Qué mejor manera de disfrutar del espíritu de la Navidad que seguir el consejo del presidente Thomas S. Monson:

“A medida que la temporada de Navidad nos rodea con toda su gloria, que podamos, al igual que los Reyes Magos, buscar una estrella brillante y especial para que nos guíe en nuestra celebración del nacimiento del Salvador. Que todos podamos hacer el viaje a Belén, en espíritu, llevando con nosotros un corazón tierno y atento como nuestro regalo al Salvador.”  
(Thomas S. Monson; El verdadero gozo de la Navidad, Devocional de Navidad de la Primera presidencia, 2013)

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