16 marzo 2016

Y vivieron felices para siempre ... al estilo Shrek.

¡¡ESTAMOS DE ANIVERSARIO!! La semana pasada mi esposo y yo celebramos 17 años de matrimonio. Nuestras hijas nos dieron un regalo de aniversario adorable: una representación del día de nuestra boda (¡ y con helado!):



Pasaron por mi mente distintos momentos, desde ese día hasta la última factura que pagué la semana pasada, pasando por el nacimiento de nuestro primer hijo, la primera mudanza, las vacaciones, la primera navidad o la primera urgencia en el hospital…. Así que en medio de mis emociones le pregunté a mi esposo:

- ¿Y ha sido como te lo esperabas?

Sonrió, me miró y escuchamos juntos. En el fondo se escuchaban nuestros hijos: unos riendo y otros peleando “¡Porque me miró y no me gusta!”. Por supuesto 3 segundos después oímos el infalible:” ¡MAMÁÁÁÁÁ´!! para que fuese a resolver el conflicto. Recordé entonces que tenía que preparar la cena, firmar unas autorizaciones, poner la ropa en la secadora y apurarme porque teníamos que hacer el mercado y llevar a nuestros adolescentes a la Mutual. No, la verdad creo que no era como lo esperábamos. Cuando nos embarcamos en esta aventura llamada matrimonio sentíamos que teníamos el mundo en las manos. No teníamos mucho, pero estábamos enamorados, teníamos energía y yo estaba convencida que iba a ser la mejor esposa y la mejor madre del mundo. No tardamos mucho en entender que las cosas no siempre resultan como las planificamos, la vida real es simplemente REAL: Esa cena PERFECTA se quema, las vacaciones PERFECTAS terminan con una visita al médico porque no sabías que había hiedra venenosa donde estaban jugando, la Noche de Hogar PERFECTA que tardaste toda la tarde preparando termina en aviones de papel, los días antes de la navidad PERFECTA hay tormenta y se dañan las líneas eléctricas (y no has terminado los regalos que decidiste hacer tu misma para crear recuerdos y tradiciones), la salida romántica PERFECTA con tu esposo se cancela porque descubres que tu hija es asmática y vuelves al hospital…..Entonces te preguntas, ¿las familias perfectas existen? Sí, si existen, yo tengo una:

UNA FAMILIA PERFECTAMENTE NORMAL

Yo creo que la perfección se encuentra en enfrentar y superar los desafíos que se presentan día a día, en saborear esos momentos pequeños y grandes que traen gozo: una sonrisa pícara, un collar de pasta, una florecita del jardín, una cena familiar, una conversación sincera, un autorretrato hecho por tu hijo (aun cuando lo haya hecho con un marcador permanente en la pared recién pintada), el picnic en el suelo del salón porque está nevando afuera o el regalo de aniversario de tus hijas. Sí, ese famoso “Y vivieron felices para siempre” es al estilo Shrek: viene acompañado de pañales sucios, platos por lavar, juguetes que guardar, niños que atender, horas sin dormir, comidas que preparar, lágrimas que enjuagar, consejos que dar; pero cuando pones todo eso en una balanza te das cuenta que los momentos felices pesan más, que las pruebas de la vida te han ayudado a crecer y a madurar, que has aprendido lecciones invaluables y que la tristeza es necesaria para poder comprender la felicidad.

Vuelvo a mi pregunta inicial:

- ¿Y ha sido como te lo esperabas?

Suspiró y me dijo:

-Definitivamente no. Ha sido mucho mejor porque estoy contigo.

Porque a fin de cuentas el cuento de hadas no termina cuando nos casamos, tan solo empieza.

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